Hay algo mágico en los comienzos, ¿verdad?
Una mezcla de vértigo, ilusión y ganas de iniciar una nueva historia.
Hoy vuelvo yo misma a los inicios para compartirte algo especial: la historia de La Cultivada.
Porque mis «íntimos» dicen que hablo por los codos, con las piedras… y bajo el agua.
Lo de las comillas es porque con amigos así, para qué quiere una… en fin.
Siempre me ha llamado la atención eso de tomarse la intimidad y la confianza para resaltar «lo mejorable» del otro en aras de una supuesta «constructividad»…
Como si el elogio no nos construyera…
¿Cuántas veces nos han dicho algo bueno tras la temible frase «de verdad quieres que sea honesto»?
Mi defensa ante el calificativo de charlatana es: ¿pero te interesa lo que cuento o no?
Porque mi libro preferido de infancia es El Quijote, no es que yo me compare (Dios me libre de semejante pamplina), pero Cervantes tenía cuerda pa rato…y menos mal que no se la cortaron.
Ya ves que tengo palique de sobra, dándole a la lengua o al teclado.
Pero, salvando las distancias con el Príncipe de los Ingenios, esta historia bien vale un oído.
¿Me prestas el tuyo?
Elena Vecino.
Lee aquí todas mis «HISTORIAS CULTIVADAS».